“Quienes piensan que Sheinbaum ganará con mucha facilidad, deberían ser cautos”: Héctor Zamitis Gamboa
Durante cuatro décadas, el profesor del Centro de Estudios Políticos de la FCPyS de la UNAM ha documentado el proceso democrático del país. En esta entrevista, vierte su análisis sobre la contienda electoral, la influencia de los poderes fácticos y la expansión del poder militar.
Ignacio Alvarado Álvarez
Ciudad de México
Apenas iniciado diciembre, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez presentaron a sus estrategas de campaña. La primera fue la ex jefa de gobierno de la CDMX, el domingo 3. Lo hizo con un combinado de políticos, economistas, científicos y juristas entre los que sobresalen el ex gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, el ex ministro de la Suprema Corte Arturo Zaldívar, el ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, y Omar García Harfuch, quien fue su secretario de seguridad. Gálvez, a su vez, incluyó en el suyo a personalidades de los tres partidos que conforman el bloque opositor, como los panistas Santiago Creel, Margarita Zavala y Josefina Vázquez Mota; el ex gobernador priísta de Coahuila Rubén Moreira, y el ex dirigente del PRD Jesús Ortega.
Una de las dos habrá de convertirse en la primera mujer presidente de México. Si bien todas las encuestas realizadas a la fecha conceden una ventaja sustancial a la abanderada de Morena, PT y Verde Ecologista, no debe anticiparse una victoria tan rotunda, dice Héctor Zamitis Gambia. El politólogo cree que los seis meses que restan para el día de la elección pueden modificar los momios si, por ejemplo, la alianza opositora es capaz de proponer una oferta atractiva para un electorado que, en gran medida, está desencantado con la 4T. Como sea, la confrontación tendrá episodios de gran competencia en la designación de congresistas, gobernadores y alcaldes. “Siempre he dicho que estas dos maquinarias que se presentaron en el 2021, se presentarán esta vez con el apoyo de empresarios, medios de comunicación y líderes de todas las áreas. De momento el panorama es complicado, porque se está en una fase de cálculo y definición, pero sin duda el escenario será muy competitivo”.
-Las precandidatas han presentado a sus equipos políticos. En el caso de Xóchitl Gálvez se incluye a figuras incisivamente descalificadas por el presidente López Obrador, por su perfil “neoliberal” y “corrupto”. La oferta de Claudia Sheinbaum ha sido menos cuestionada, a pesar de sostenerse en la idea de un gobierno de continuidad. ¿Existen matices en estas dos propuestas?
Conviene precisar que en el país ha habido -y sigue habiendo- dos proyectos de nación, dos proyectos políticos. Hemos visto la disputa de estos dos proyectos políticos no de manera reciente, sino desde hace tiempo. Ahora se ha configurado un modelo distinto, pero que tiene mixtura, que es el de Manuel López Obrador, que comparte cuestiones consideradas de izquierda progresista, pero también conservadoras, y manteniendo ciertos aspectos del status quo. Estos modelos, con matices, se van a enfrentar nuevamente, como ya lo vimos un poco en el 2021.
Por otro lado, el hecho de que Xóchitl Gálvez incorpore a figuras ya conocidas, que han tenido importancia en otro momento, surge de la idea de establecer una coalición que enfrente, lo más fuerte posible, a la coalición de López Obrador, en este caso representada por Claudia Sheinbaum. El hecho de que se piense que este modelo -me refiero al de Gálvez- ya fue rechazado en el 2018, no quiere decir que no se mantenga la animadversión. Hay mucha gente que está descontenta con el gobierno actual y que estaría dispuesta a votar por una alternativa que lo confronte, que le dispute el poder. Tampoco creo que se vaya a presentar una propuesta neoliberal tan definida, como fue en los anteriores gobiernos.
-En el caso de Claudia Sheinbaum, cada semana se conocen también adhesiones de cuadros priístas que fueron parte de eso a lo que el presidente llama “mafia política”. Los casos más recientes incluyen a personajes como Eruviel Ávila. ¿Cómo analizas el fondo de este tipo de alianzas?
Cuando vemos nombres iniciales, es pensar en la formación de una coalición, en lo que representan. Estos nombres tienen gente atrás, tienen votantes, tienen adherentes, tienen simpatizantes. Entonces, cuando vemos los nombres no es solo que pudieran ser miembros futuros de un posible gabinete, sino de que tienen obligadamente que conseguir votos, y tienen que buscarlos en sus zonas, en sus regiones, en sus estados y con sus alianzas, en sus redes.
Dicho lo anterior, no creo que Sheinbaum vaya a incorporar a su cuadro, a su círculo concéntrico, al núcleo donde toma sus decisiones, a esos personajes que recientemente se han integrado. Lo mismo le pasó a López Obrador, no debemos de olvidarnos. Ahora, ¿qué hizo López Obrador? Los incorporó. Hay que recordar López Obrador se presenta por tercera ocasión frente a las urnas, y una de las variables era justamente ampliar la coalición electoral porque no le había alcanzado en la primera y en la segunda contienda. Un ejemplo de esto es el Partido Encuentro Social. Recordemos que el Partido Encuentro Social, que es conservador, le ayudó, le dio votos e incluso obtuvieron muchísimos diputados. Pero después, contradictoriamente, el propio PES pierde el registro.
Los personajes que ahorita se incorporan, como esta serie de priístas que ofrecieron ya su justificación del por qué se acercan a Sheinbaum, son aceptados igual que hizo López Obrador en el 2018. Pero no creo, al final, que vayan a quedar en los puestos ni en posiciones de relevancia. Ahora es solo parte de la estrategia y de la campaña. Después se verá si se traduce o no en una posición clara de gobierno.
El ejemplo de Marcelo Ebrard es muy claro: él está, desde dentro, posicionándose. Pero hay que recordar que él no fue parte del núcleo. Pensemos en el proceso de sucesión interna, el de las llamadas corcholatas. Es un caso que debemos de tomar como ejemplo de lo que sucede con aquellos morenistas duros, que no le van a permitir a cierta gente llegar a puestos de relevancia, por el momento. Creo que Ebrard está invirtiendo realmente hacia el futuro, porque sabe bien que cuando salga Andrés Manuel López Obrador, Morena no va a ser el Morena que es hoy. Va a tener una falta de cohesión y empezarán a surgir muchas voces y habrá recomposición interna de la propia dirigencia y de los órganos gobernantes.
-Todo indica que la contienda principal se dará por el Congreso Federal y en las entidades que renuevan gobernaturas, alcaldías y cuadros legislativos. ¿Cómo crees que habrá de reconfigurarse el mapa de la política nacional?
En principio, la respuesta sería: Sheinbaum sabe, y sus gentes cercanas, que no tienen garantía de que los resultados que obtengan les serán plenamente favorables. Sí, estamos a seis meses, no falta mucho y aun cuando las encuestas marcan una gran diferencia, creo que la disputa por las gubernaturas, las alcaldías y los congresos locales, va a ser durísima.
Hay que recordar una cuestión: la oposición va a orientar todas sus baterías, no a ganar el Congreso, sino a no permitirle a Morena que obtenga mayoría calificada. Esa va a ser una estrategia muy clara. Ahora, hay que recordar que en el 2021 López Obrador, con sus aliados, pierde 52 diputados. Es decir, la primera parte de su gobierno pudo modificar las leyes a nivel constitucional, que prácticamente estaban listas para presentarse en la agenda, pero en la segunda parte ya no, y enfila sus baterías hacia la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y veamos todo lo que esto ha sucedido: muchas leyes y proyectos que se le cayeron al presidente. Entonces sí, se va a reconfigurar el mapa político, sin duda. El Congreso Federal va a ser la estrategia de la oposición. Si sabes que eventualmente no puedes ganar la presidencia, pues la histórica lucha es evitar que el oficialismo, como se dice hoy en día, obtenga mayoría calificada.
-Mucho se habla de la intromisión de poderes fácticos en procesos electorales. ¿Existen elementos reales para prever que serán parte importante en esta campaña?
Si hablamos de poderes fácticos, en específico pensaría yo en empresarios, medios de comunicación, televisoras…
-¿Crimen organizado?
Sí, el narcotráfico es un poder fáctico, sin duda, pero no es igual a los otros. Es decir, el narcotráfico yo lo ubico más en el ámbito del crimen y sí, vinculado a la corrupción, vinculado al lavado dinero, etcétera. Sí en el juego electoral, pero desde otra estrategia. Me podría yo adelantar a decir esto: El caso del Estado de México, de Texcaltitlán, es un caso que nos está demostrando cómo se pueden ver las cosas a nivel nacional, y hasta dónde tienen influencia los grupos delincuenciales. Hablemos de regiones y hablemos de ciertos lugares donde, a pesar de que hay gobiernos legalmente establecidos, la influencia y la presencia del narcotráfico es determinante. Ellos aprueban o no aprueban si tal presidente debe ir o no. Lo hacen con la amenaza de la violencia, de asesinato.
Este caso, el de Tecaxtitlán, me llamó mucho la atención porque, primero, no es nuevo. Segundo, el pueblo estaba asolado desde hace tiempo. Tercero, había diagnósticos tanto del gobierno de Calderón como de Peña Nieto y como del gobierno de López Obrador. Es claro que no ha habido una estrategia adecuada de ninguno de los gobiernos, y que la respuesta con la Guardia Nacional es una respuesta insuficiente. No soy un especialista en la materia, pero me parece claro que debe implementarse otra estrategia en lugares o en regiones que ya llevan tiempo con la penetración del narcotráfico.
Por supuesto que en el proceso electoral va a intervenir el narcotráfico. ¿De qué manera? En la medida que pueda ser enfrentando a la oposición, aún cuando no se lo pida el gobierno, porque son obsequiosos. Hay que recordar que ellos intervienen de motu propio, sin que haya acuerdos o pactos previos. Yo creo que López Obrador no ha pactado, ni se ha ido a privilegiar a nadie. Pero eso no impide que no haya intervención local y regional. Hay otra intervención que cabe señalar, que genera también violencia, y son las disputas de las candidaturas a nivel local, con caciques. Presidencias municipales, expresidentes municipales, donde hay mucha violencia y donde hay muchos asesinatos. Lo vamos a ver, y no estoy diciendo ninguna cuestión en términos de amarillismo, es una tendencia que hemos venido viendo, que se va incrementando.
Ahora, sobre empresarios, medios de comunicación y televisoras, siempre es impredecible, porque dependen del programa y del proyecto de campaña. López Obrador planteó que quería que su proyecto se profundizara, pero una cosa es decir “Vamos a un segundo piso de la 4T”, y otra ver qué propone Claudia Sheinbaum. A partir de esto es cómo se van a decantar tanto empresarios como medios de comunicación y televisoras.
-¿Esta es una contienda en donde, en los hechos, está realmente López Obrador?
Sí, contiende. Primero, porque se va a hacer la evaluación de su gobierno, y él no está dejando que esto suceda. Veamos los diarios, el de hoy tan solo. Sobresale la crítica por número de muertos, por la violencia. Ese es un tema que va a pesar, independientemente de otros que van a salir. Ahí es donde habrá en la campaña, la disputa de la evaluación al gobierno de López Obrador y también sobre su presencia, aunque ya no tenga la fuerza que aparentemente conserva.
Adicionalmente, el país tiene dos debilidades en ese momento. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación está dividido, y hemos visto actos que no esperábamos. Ojalá lleguen dos nuevos miembros y puedan equilibrarlo. Y el INE está dividido también en dos bloques. Si eso se mantiene en los próximos meses, hay que ver qué capacidad tienen para detener a López Obrador y sus intervenciones en la comunicación política. Él es muy hábil para intervenir y la gente está esperando, la gente que va a votar por él. Es algo que no ha logrado modificar la oposición.
5-Qué tanto va a pesar el factor militar, sobre todo cuando el proyecto encabezado por Xóchitl Gálvez propone despojar al Ejército y a la Marina del control aeroportuario, ferroviario, aduanal, es decir, de todo lo que se les ha delegado en este gobierno, y eventualmente retornarlos a sus cuarteles.
El poder militar es muy fuerte, pero es un poder, digamos, acotado a ciertas funciones. Hemos visto cosas que no se veían regularmente, desde que detuvieran a un ex secretario de la Defensa en Estados Unidos, hasta las divisiones que ha habido, las confrontaciones entre la Marina y el Ejército. Y bueno, el hecho de que las Guacamaya leaks hayan hackeado su sistema de seguridad. Ahí hay mucha información que va a seguir saliendo y que los periódicos la van a usar para fines de crítica o de análisis. Aun así, no creo que el ejército intervenga militarmente el día de la elección.
Creo que más bien es una pregunta interesante en términos de si la sociedad considera que López Obrador ha militarizado al país. Es posible que la oposición obtenga votos si logra cuajar alguna propuesta que permita criticar el avance, la presencia del Ejército en las obras de infraestructura. Esta respuesta siempre es un poco difícil de responder en términos de sí o no. Pienso que es más bien la cultura y la conciencia de la gente que considere que ha sido un exceso el que López Obrador haya permitido la participación en muchos ámbitos de las Fuerzas Armadas.
La justificación del presidente es que prefiere hacerlo así para evitar la corrupción de los particulares. El problema, todos lo sabemos bien, es que tocar al Ejército históricamente en nuestro país y tenerlo transparente y con información clara, no es fácil. Sencillamente el Ejército no hará una rendición de cuentas como la quisiéramos.
-La sociedad parece más polarizada que nunca, y al mismo tiempo se percibe un ánimo de frustración en buena parte de ella. ¿Qué escenarios prevés, en términos de participación ciudadana?
Hay un número mayor de indecisos. Si nos concentramos en la parte de Morena y de la 4T, habrá que ver la propuesta contundente que haga Claudia Sheinbaum y la capacidad que demuestre. La pregunta es si frente a una candidata que está trabajando de manera incansable, como es Claudia, esta unión opositora, a la que le han cambiado el nombre recientemente, será capaz de presentar una propuesta realmente alternativa. Si lo hace, creo que mucha gente va a participar. No podría estimar si va a haber más participación que en el 2018, pero creo que sí va a haber una competencia fuerte.
La participación ciudadana va a darse, sin duda, y de ambos lados. La gente que piensa que Morena y la 4T con Claudia Sheinbaum la va a ganar con mucha facilidad y legitimidad, deberían de ser cautos. Todavía no tenemos claro cómo venga, pero ahí va a depender, en mucho, el papel de los organismos electorales.
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about ignacio alvarado álvarez
Journalist - Periodista
Periodista especializado en sistemas criminales, estructura y política sociales.
Fue co-director de Newsweek en Español. Formó parte de la Unidad de Investigaciones Especiales de El Universal.
Ha colaborado en las revistas EmeEquis, Contralínea, Variopinto, Letras Libres y el diario La Jornada. Escribió para el área de reportajes especiales de Al Jazeera América. Fue jefe de información y reportero de la Unidad de Investigaciones de El Diario de Juárez.
Conferencista y director de talleres sobre periodismo de investigación en universidades de México, Estados Unidos, Europa y Centroamérica.
Es coautor de los libros La Guerra por Juárez (Planeta 2010) y La guerra contra el narco y otras mentiras (BUAP 2011).
Fue asesor de estrategia comunicacional de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Senado de la República (2001-2003), y productor asociado en América Latina de ARD, Televisión Pública Alemana.
Actualmente colabora en portafolios de investigación con Insight Crime.