Corte del primer mes de campañas: La mano del presidente sigue pesando

Sheinbaum bajo la sombra de López Obrador, Gálvez tensa y desamparada, Máynez anclado en el fondo y una ciudadanía que parece salir del aletargamiento. Estas son las lecturas de un especialista en elecciones, participación ciudadana y partidos políticos.

Ignacio Alvarado Álvarez

Telésforo Nava es uno de los académicos de izquierda a quien el presidente Andrés Manuel López Obrador ubicaría como traidor al movimiento. Así lo ha hecho con cualquiera que lo contradice o critica su gobierno. Economista y doctorado en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, Nava combinó su ejercicio como profesor investigador de la UAM con funciones públicas durante el periodo inicial en el que el PRD -partido del que es fundador- arribó al gobierno capitalino de la mano de Cuauhtémoc Cárdenas. Fue subdelegado jurídico y de gobierno en la delegación Xochimilco, asesor de asuntos laborales en la Oficialía Mayor de Gobierno del entonces DF, y secretario técnico de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Asamblea Legislativa entre 2001 y 2003. Su adhesión a la izquierda data desde sus tiempos de estudiante, pero adquirió formalidad a partir de 1989, ya en el partido fundado por Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, López Obrador y el propio Cuauhtémoc  Cárdenas. “Conozco muy bien al presidente desde que fui consejero nacional del partido. Y no he conocido a un político tan vengativo como él”, dice.

Su referencia a López Obrador tiene un punto: fijar sus lecturas sobre las campañas presidenciales. Nava está convencido, como muchos, que el presidente maniobró en la elección de Claudia Sheinbaum como candidata, y que controla el proceso echando mano de todo su poder. Al mismo tiempo, sostiene, buena parte de la ciudadanía ha tomado conciencia de que existe “una elección de Estado” y se ha puesto en movimiento, independientemente del lastre que representan el PRI y el PAN. Estudioso de elecciones y participación ciudadana, el profesor investigador encuentra en las marchas del INE no se toca y Por la democracia, efectuadas en febrero de 2023 la primera y en febrero de este año la segunda, ejemplo de ello. Pero sobre todo en el resultado de las intermedias de 2021, en las que Morena perdió la mayoría de alcaldías en Ciudad de México y posiciones esenciales dentro de la Cámara de Diputados.

“A mis alumnos de Ciencia Política les digo que es necesario salir a la calle y observar de manera directa lo que sucede, porque no solo se aprende de los libros. La calle es nuestro laboratorio, el espacio en el que podemos medir ese tipo de transformación”, dice Nava. El cambio más trascendente que dice haber hallado acudiendo a las marchas, tiene que ver con el perfil de los manifestantes. En la de hace un año, el contingente fue dominado por la clase media y media alta. Pero en el más reciente se sumaron sectores de clase trabajadora. “Fue un arribo notable”, cuenta. “Lo que me indica es que se ha ido nutriendo una idea más crítica y mucho más amplia de la política y la democracia. Una conciencia que nace de las conversaciones familiares, con los vecinos, con los compañeros de trabajo. Veremos qué pasa el 2 de junio”.

No debe pasarse por alto, sin embargo, el contexto de la actual contienda. “El contexto es el de una elección de Estado. No es novedad, ya lo vivimos en México. Parafraseando a [Carlos] Marx, parece que la historia se repite, una como tragedia y una como farsa. Una vez como PRI, otra vez como Morena”, dice Nava. “He visto varias campañas presidenciales en mi vida y la de hoy me resulta una calca de lo hecho por el PRI: destapan al candidato -en este caso candidata- y todo el aparato de Estado se mueve para hacer su campaña, para llevarla de la mano. El caso más elocuente es el mismo presidente, que se erige en la práctica como coordinador de campaña y hasta como vocero. Y desde el poder se ha encargado también de doblar a los medios de comunicación que mantenían una posición crítica e independiente. De alguna manera los ha ido doblando para que sean más proclives hacia la candidata oficial”.

 

-¿Cómo evalúa entonces las campañas de Sheinbaum, Gálvez y Álvarez Máynez bajo esa lectura?

 

-Hay que recordar que Claudia inició meses antes su campaña. En la interna de Morena, tuvo una exposición masiva por todo el país y eso sin duda la ayudó bastante. Ese sería un segundo elemento del contexto de las campañas. La pregunta que sigue sin respuesta es ¿De dónde salió el dinero? Fuera de  ello, hay que reconocer que con Claudia hay mando único, hay homogeneidad. El mando único lo ejerce el presidente, pero su equipo es homogéneo. Lo del mando único tiene un ejemplo claro en la discordia que pretendió Marcelo Ebrard. Bastó con que le tronaran en látigo para someterlo.

Por el lado de Xóchitl Gálvez, lo primero que viene a la mente de la mayoría es que son impresentables los partidos que la postulan. Conocemos de sobra al PRI. Son una sarta de hampones que llegaron al máximo grado. Qué mejor espécimen para representarlos que Alito Moreno. Están en un bloque, pero ellos, el PRI, acaparan lo suyo y poco les importa la campaña presidencial. El PAN, si bien no está en los niveles del PRI, es lo mismo, cuidan sus intereses. La candidata tiene en ambos uno de los grandes problemas que enfrenta. Eso se traduce en falta de recursos, en desatención a su campaña. Es evidente que la tienen desamparada.

De Álvarez Máynez hay poco para decir. Primero, entró tarde a la contienda y no tiene futuro. Es imposible esperar que por ahí puede haber un 20, un 25 por ciento del voto a capturar. Solo es una campaña testimonial, y se entiende. Es una campaña para hacer presente a su organización y prepararse para futuras contiendas.

 

-Habla del control presidencial en la campaña, pero Claudia Sheinbaum parece marcar distancias sutiles con López Obrador. Al menos es la lectura de algunos analistas a partir de la fotografía con Cuauhtémoc Cárdenas, o el acercamiento de su equipo con empresarios de medios y periodistas con los que el presidente ha sido hostil.

-Me queda mucho la duda que esté tomando distancia, así sea leve. Hay temas trascendentales, como la seguridad. ¿Qué tiene de distancia con la política de seguridad de López Obrador?

 

-Tampoco puede contradecir al presidente

-Desde luego que no, y ella sabe también que Andrés Manuel tiene una mano muy pesada. Ella, como cualquier otra persona, sabe que un presidente hasta el último minuto de poder es muy peligroso. Entonces, ¿para qué exponerse si él está haciendo la campaña? La entiendo. Solo intento describir esa situación. Puede ser que haya algo que se interprete, que hable con los periodistas, con los empresarios, pero la embestida un día sí y el siguiente también del presidente contra todos, sean políticos, periodistas, curas, activistas, delegados de la ONU, es impresionante. Y de eso, Caludia no ha dicho nada.

 

-Xóchitl Gálvez tuvo una semana complicada. Ella misma aludió la falta de recursos para su campaña, fue criticada por el desatino discursivo en su gira por Baja California, o el llamado que hace a los miembros de la Coparmex para que la apoyen.

-La veo muy tensa. Creo que está sintiendo la embestida del Estado, el abandono en el que la tienen los partidos que la postulan, y en ese sentido puede verse la manera en que trabaja en su campaña. Lo que se ve es que intenta llegar a todo lo que se pueda, pero tiene una desventaja enorme. Puede hablar con los empresarios y los empresarios le pueden sonreír, le pueden dar su palmadita, pero ellos ya saben la mano dura que tiene el presidente. Nunca había conocido a un político que más odia y es vengativo como López Obrador. Lo que veo es la misma tónica de los empresarios durante la era del PRI. Sin duda, grandes sectores empresariales apoyaban al PAN, pero lo hacían por debajo de la mesa. Si no lo hacían de esa manera, al día siguiente quedaban sujetos a auditorías de Hacienda.

 

-Después de la polémica renuncia de Samuel García, Movimiento Ciudadano quedó al fondo de cualquier medición. ¿Tenía opciones para salir mejor librado?

-Para mí, su mejor posibilidad era la alianza con el bloque del PAN y el PRI. Entrar fijando condiciones para obtener un mayor peso político. Pero el dueño de ese partido decidió otra cosa.

 

-Cómo influye el conjunto de candidaturas que ha presentado cada uno de los bloques políticos en la disputa por el Congreso.

-Se supone que debería ayudar. El Plan C que pregona López Obrador y desde luego Morena, es ganar la mayoría absoluta en las cámaras, pero lo dudo. Por otro lado, desde luego cuenta el perfil de algunas candidaturas. Pero eso ocurre en todos los partidos, no solamente en el bloque que encabeza Morena. El listado va de Eugenio Hernández por el Verde, hasta Javier García Cabeza de Vaca por la coalición Fuerza y Corazón por México, o Sandra Cuevas y Alejandra Barrales en Movimiento Ciudadano. Se ha hecho así porque hay muchos intereses. En el caso de Morena, mantener esa mezcolanza de intereses es impresionante. Serán más de 20 mil cargos que tendrán que elegirse y se han apuntado para ellos más de 100 mil aspirantes. Y bueno, Morena es ahora el gran panal, así que la mayoría fue ahí, está ahí o busca estar ahí porque es donde está la miel.

 

-Es un círculo estrecho el que conoce y discute sobre estos temas. El grueso de la ciudadanía no lo hace, o no conoce a estas figuras. ¿Cuál será el criterio para votar este 2 de junio?

-De nuevo citaré a Marx. Los sectores populares votan con el estómago. Los trabajadores tienen necesidades y basta con ver la forma en la que López Obrador ha manipulado los programas sociales: apoyo para la tercera edad, apoyo para las madres solteras, apoyo para los estudiantes, apoyo para los jóvenes. Con sus acciones y frases les hace ver que eso, con lo que sobreviven, se lo deben a él, y la gente es agradecida. En lo personal salgo a la calle y converso con las personas. Algunas me dicen abiertamente que viven de eso. ¿Qué va a hacer esa gente? Va a votar por el que les está dando. Porque no se trata solo de programas sociales. En un sentido más amplio, lo harán también influidos por la propaganda que dice que López Obrador es el mejor presidente que hemos tenido, el que ha aumentado el salario. Tenemos la experiencia con el PRI, cuyos gobiernos fueron terribles, y los del PAN ni se diga. Entonces eso influye en esos sectores. Pero hay otros, los medios -yo no diría que toda la clase media- que no solo tienen mayor información sino que desarrollan una posición más critica. Lo vimos en las elecciones del 2021. Son quienes pudieran provocar dos cosas: que no se logre la mayoría calificada y que se pierda la Ciudad de México.

 

 

about ignacio alvarado álvarez

Journalist - Periodista

Periodista especializado en sistemas criminales, estructura y política sociales.

Fue co-director de Newsweek en Español. Formó parte de la Unidad de Investigaciones Especiales de El Universal.

Ha colaborado en las revistas EmeEquis, Contralínea, Variopinto, Letras Libres y el diario La Jornada. Escribió para el área de reportajes especiales de Al Jazeera América. Fue jefe de información y reportero de la Unidad de Investigaciones de El Diario de Juárez.

Conferencista y director de talleres sobre periodismo de investigación en universidades de México, Estados Unidos, Europa y Centroamérica.

Es coautor de los libros La Guerra por Juárez (Planeta 2010) y La guerra contra el narco y otras mentiras (BUAP 2011).

Fue asesor de estrategia comunicacional de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Senado de la República (2001-2003), y productor asociado en América Latina de ARD, Televisión Pública Alemana.

Actualmente colabora en portafolios de investigación con Insight Crime.

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